No hace falta acercarnos demasiado a alguien o llegar a tocarle para invadir su espacio personal y resultar invasivos. Basta con una mirada. Hablamos de las miradas indiscretas.
Foto: Pachakutik
Una mirada indiscreta puede ser la que observa a terceros para entrar en su intimidad, en su vida privada sin que estos se den cuenta. Y otras veces es indiscreta porque quién mira no tiene ningún cuidado ni ningún pudor al observar a otras personas. Diríamos que mira de forma impertinente o descaradamente.
Y es que necesitamos mirar. El ser humano tiene una curiosidad innata, quiere saber cómo es su entorno, cómo son y cómo viven las personas que le rodean, si suponen alguna amenaza. Nos encanta saber la vida y las intimidades de los demás.
Aprendemos a mirar socialmente, es decir, a mirar “educadamente” en la infancia. Los niños no tienen ningún reparo en quedarse mirando todo lo que les sorprende, lo que se mueve, lo distinto. Si viven en un país donde la población es mayoritariamente negra , se quedarán mirando a una persona blanca.
Se fijan en quién tiene algún defecto físico, alguna discapacidad… o que se comporta o viste de una forma extravagante. I en este momento, el adulto que le acompaña le dice “Deja de mirar, no se mira a la gente así. Tienes que disimular.” Y a partir de aquí aprendemos, según los patrones de cada sociedad, qué podemos mirar y cuándo. Forma parte del proceso de educación, de esta educación del comportamiento no verbal que todos recibimos.
Si alguien no lo aprende no dominará las pautas de la mirada social y esto le puede provocar dificultades de relación. Algunas de ellas graves, porque puede ser demasiado invasivo y provocará desconfianza en los demás que pueden reaccionar con miedo o de forma agresiva.
Una mirada resulta invasora por la forma cómo miramos: analizando, desnudando, incluso juzgando. También lo pueden ser por la intensidad cuando el que mira se concentra en algo y parece que tiene los ojos pegados a esto que mira. Y también por la duración o por la distancia que hay entre el observador y lo observado. Cuanto más cerca estamos, más invasiva resulta.
Pongamos ejemplos
Partes del cuerpo
Mirar una parte del cuerpo de atractivo sexual como los pechos, las nalgas, las piernas, etc. puede ser una intrusión muy desagradable para quién la recibe.
Y es que lo correcto, es mirar a las personas a los ojos, especialmente cuando estamos hablando con ellas o nos cruzamos en cualquier pasillo o en la calle. Otra mirada indiscreta muy frecuente es la que alguien te hace cuando te vas y te observa por la espalda.
Casas y espacios profesionales
Cuando llego a una casa tengo que mirar a la persona que me recibe y no todo el espacio analizando cómo es o cómo está decorado, etc. Incluso si me quedo sola en una habitación, evitaré estar inspeccionando. Si hay obras de arte, en cambio, puedo mirar porque precisamente están para exhibirlas y es una muestra de cultura y de admiración por estas obras y un halago al buen gusto de sus propietarios.
En una visita profesional o una entrevista de trabajo
Miramos solo a las personas con las que nos cruzamos o interactuamos. ¡ Y a los ojos! No observamos a las personas que están trabajando en una gran sala ni miramos a través de los cristales de los despachos o salas de reuniones.
En los espacios públicos
Mucho cuidado. Hay que evitar fijarnos en los viajeros de un transporte público, o transeúntes cuando estamos sentados en un banco; u otros pacientes con quién coincidimos en la sala de espera de un hospital. Y lo más delicado es en la playa por el hecho de ir semidesnudo. De hecho nos pueden acusar de “mirón” o “mirona”.
Mirar lo que escriben otras personas
O lo que se ve en su móvil, tableta u ordenador. Lo que escribe un médico o lo que hace un empleado de atención al cliente. No es correcto ir curioseando por encima de un mostrador ni estar pendiente de alguien mientras está poniendo la contraseña en algún aparato electrónico o en un cajero automático.
La mirada es una herramienta de comunicación fundamental, y como tantos otros aspectos del comportamiento no verbal, también hay que educarla.
Si quieres saber más sobre tipos de intrusión puedes consultar el Manual de la comunicación personal de éxito .
Entra en mi canal You Tube y ve el vídeo “Miradas indiscretas” y otros relacionados con el poder de la mirada.