Mañana viernes participaré en la Semana Once de la Universidad Politécnica San Luis Potosí (México) con una conferencia centrada en la Responsabilidad Comunicativa Personal (RCP) del directivo. Ésta será la primera vez que presente el concepto fuera de España.
Mi intervención se centrará en las habilidades comunicativas que deben adquirir y mejorar los directivos de las empresas. En este sentido, hay que tener en cuenta que un directivo debe ser un experto comunicador y dominar al máximo todos los lenguajes implicados en las interacciones humanas. Sea en una reunión de alto nivel, sea un saludo en un pasillo a un empleado de la limpieza, responsabilidad significa asumir la trascendencia de cada acto de comunicación.
Y esta competencia debe estar presente en cualquier acto de comunicación, tanto en las relaciones presenciales, como en las telefónicas; en las que se hacen en público o las que son privadas; en las escritas o en las orales. No se puede entender la Responsabilidad Social Corporativa (RSC) sin la RCP de cada uno de los directivos a la hora de comunicarse con sus stakeholders, y unos de los principales son sus propios equipos y colaboradores.
Por mi experiencia, conozco muy bien la importancia de dominar los códigos no verbales que utilizamos en la comunicación cara a cara o a través de la tecnología. Puesto que es algo que emana directamente de las emociones y refleja actitudes, es más difícil de controlar, y además no se nos ha educado para utilizarlos conscientemente. Precisamente por este motivo, es crucial que un directivo consiga que su comunicación sea consciente y voluntaria.
