Otras, en cambio, quizás porque han recibido una educación en buenas maneras, se comportan de manera más respetuosa a pesar de su tendencia a la arrogancia y de su alta autoestima. En este caso, podemos darnos cuenta de su forma de ser por pequeñas señales más que por su comportamiento habitual.
La mirada, una de las señales del poder
Las personas que se creen superiores o quieren demostrarlo, suelen caminar con el cuerpo erguido y la barbilla muy levantada, de tal forma que miran a los demás desde arriba.
Las personas con poder deciden cuando miran, a quién miran y cuando tiempo miran a los demás. No mirar a alguien es ignorarlo y esta es una forma de humillación que reafirma el orgullo del prepotente.
Por otro lado, mantener la mirada fija es una forma de transmitir firmeza. Pero no solo esto. Si yo miro largo tiempo a alguien de una manera insistente, sin apartar la mirada, estoy diciendole que no tengo ningún reparo, ni soy tímida ni me amilano si el otro me corresponde. Pero hay más. La mirada a una persona o a sus pertenencias, puede ser una forma de invasión de su cuerpo o de sus cosas sin hacer uso del tacto.
El uso del tiempo como forma de abuso
Una de las prácticas de poder más frecuente es el uso que hacen del tiempo algunas personas: de su tiempo y del de los demás.
Pueden
- Llegar tarde a una cita
- Anular una cita con tan poco tiempo que al otro le provoca un perjuicio económico o de tiempo.
- No presentarse a una cita y después ni siquiera disculparse.
- Llegar tarde a las reuniones para hacer notar que llega cuando quiere.
- Concederte entrevistas para dentro de mucho tiempo y así demuestran que no eres una persona en los primeros puestos de su lista
- Mirar el reloj cuando está contigo.
- Y, si es un jefe, por ejemplo, adminsitra el tiempo de los empleados cómo le apetece. Te llama que vayas a su despacho aunque estés realizando una tarea que necesita concentración, que le hagas algún encargo que quizás no te toca hacer ni es urgente, etc.
La ocupación de espacio
Otra de las formas más evidentes del poder es el control del espacio propio y la invasión del espacio de los demás. El prepotente
- Deja sus objetos donde le apetece.
- Entra en los despachos o habitaciones sin llamar
- Pone los brazos o las manos en las sillas y mesas de los demás
- Se sienta en tu silla o en tu butaca, o encima de tu moto!!
- Se te acerca demasiado e invade tu espacio personal
- Te impide el paso
¿Qué podemos hacer para librarnos de la soberbia de estas personas y de su intento de someternos?
Si simplemente se trata de necesidad de protagonismo, de una persona que necesita presumir para sentirse importante, lo mejor es no prestarle mucha atención, pensar que en el fondo es una persona muy insegura y no dejarnos influir por su vanidad.
Si su prepotencia traspasa los límites del respeto a nuestra persona entonces deberíamos estar atentos a los primeros indicios y apartarnos de ella si podemos. Si no, es importante expresarle nuestro rechazo a su comportamiento y tomar las medidas oportunas para prevenir cualquier tipo de exceso.