Hablar en público, en el mundo de la empresa, supone oportunidades comerciales, ejercicio del liderazgo, generar confianza, obtener prestigio profesional, repercusión en los medios y potenciar la visibilidad. Y a ello se enfrentan tanto hombres como mujeres.
Los hombres suelen moverse con seguridad, proyectando su rol masculino de autoridad. Pero muchas mujeres todavía no saben manejar su comunicación no verbal para moverse en distintos escenarios.
Después de más de una década entrenando a mujeres de todos los sectores profesionales para que transmitan una imagen de seguridad y autoridad hablando en público, puedo detallar los 5 principales errores que cometen al enfrentarse a su audiencia:
- Vestir excesivamente sexy. Los límites entre la indumentaria profesional y el atuendo sexy no están trazados nítidamente. Pero cuando la misma ropa sirve para salir de fiesta o de copas un viernes por la noche y para ir al trabajo, algo está fallando. El público tiene que ver una profesional y no una sex simbol. Van en tu contra: mucha piel al descubierto, transparencias, ropa muy ajustada, minifalda, zapatos con tacón de 10 cm., melenas despampanantes, uñas largas y de colores llamativos, muchos adornos o muy grandes, tejidos brillantes o estampados estridentes, especialmente de motivos felinos.
- Desplazar la cadera. Apoyar el peso del cuerpo en una pierna y desplazar la pelvis, acentuando la diferencia entre cintura y cadera provocará que el público mire esta zona de tu cuerpo, igual que atraes las miradas cuando caminas moviendo el trasero. Si empiezas tu intervención en esta posición, transmitirás una imagen muy femenina, incluso sensual. Pero poco estable y poco profesional. Todo lo que ganas en feminidad lo pierdes en autoridad.
- Sonreír demasiado. Las mujeres sonreímos más que los hombres, comprobado. Esto nos da un barniz de dulzura, ternura, pero también de docilidad. Hay que sonreír a la audiencia, especialmente al saludar, pero si tienes una sonrisa permanente puedes dar la idea de boba, excesivamente dulce o complaciente. Y evita la sonrisa de timidez, tensa, permanente, a veces acompañada de risita. No te puedes permitir la imagen de niña asustada.
- Ladear la cabeza. Si pretendes ser amable, este gesto te será realmente útil pues estás enviando un mensaje de docilidad y voluntad de entendimiento. Pero si quieres transmitir poder y autoridad mantén la cabeza centrada, firme sobre tus hombros. Con una sonrisa puedes suavizar la apariencia. Cuidado con tu melena y los flequillos largos que te obligan a mantener la cabeza ladeada para ver bien. La combinación de cabeza inclinada, pelo largo y manipulación del pelo puede ser de elevada sensualidad.
- Tener las muñecas blandas. Gesticular con las manos caídas, blandas, te dará aire de pava adolescente. Permanecer de pie, con una mano colgando (o las dos) a la altura del estómago arruinará tu imagen de mujer segura y poderosa. Es un gesto ideal para seducir en una noche de verano pero el peor para ser convincente y dirigir.