¿Por qué tanta confusión en las presentaciones y saludos, en la relación con compañeros, clientes y proveedores? Es cierto que cada vez se utiliza más el beso para el saludo entre profesionales y una de las causas es que hay cada vez más mujeres trabajando. Porque ellos nunca se habían besado y ahora solo lo hacen una minoría.
Por lo tanto, las situaciones de desencuentro (una ofrece la mano mientras el otro o la otra se le adelanta para plantarle un beso en la mejilla) solo se dan cuando hay mujeres. Esto también puede ocurrir entre dos mujeres. Pero no pasa entre dos hombres.
La razón es que la mujer se incorpora al ámbito profesional y público hace muy poco tiempo y se lleva con ella las costumbres sociales propias del ámbito privado: el beso entre amigas o el beso materno. Incluso el beso social.
Además, como el estereotipo de género femenino es de dulzura, ternura y calidez todo el mundo espera que su comportamiento sea el propio de amiga, madre o mujer «femenina». Por lo tanto, no se espera que salude como un hombre. Muchas mujeres se ven a si mismas demasiado frías y distantes al ofrecer la mano y se someten a la obligación de tener una apariencia «agradable», cercana y poco autoritaria. Fijémonos que asociamos el apretón de manos a la autoridad porque es el saludo habitual entre hombres de negocios y de poder. Podemos ver incluso escenas entre políticas de alto nivel que acceden al acercamiento de sus homólogos que se disponen a besarlas.
Pero no todas las mujeres aceptan este trato. Muchas, especialmente a medida que suben en la jerarquía, adoptan el apretón de manos porque se dan cuenta de que las ayuda a clarificar que el tipo de relación que van a establecer es exclusivamente profesional. De esto hablamos en el artículo de la revista VOGUE Business, núm. 3
Saludar con un beso a las mujeres en el ámbito profesional – especialmente en primeros encuentros- me parece una actitud discriminatoria. Probablemente es un gesto sin mala intención e inconsciente. Pero no veo por qué a las mujeres se nos tiene que saludar de forma distinta a nuestros compañeros. Si estamos en el trabajo, saludo profesional. Si estamos en familia, saludo familiar y tan cercano y tierno como nos apetezca.
En mis cursos de comunicación para mujeres profesionales y directivas siempre tratamos este tema y, sin tener una postura intransigente, siempre aconsejo que utilicen el apretón de manos en los saludos y al cerrar acuerdos o reuniones. Las pone al mismo nivel de ellos, mandan un mensaje de autoridad y firmeza y transmiten una imagen mucho más profesional.
Eso sí: hay que saber dar la mano. Por ello te remito a este vídeo.