No podemos elegir nuestras características físicas. Y éstas marcan la relación que tenemos con los demás, especialmente en una primera impresión. ¿Tenemos que resignarnos si la naturaleza no ha sido muy generosa con nosotros? El físico determina en gran medida la percepción que los demás tienen de nosotros pero podemos «manipular» esta imagen controlando el aspecto y utilizando el lenguaje corporal en función de cada situación.