10 consejos para disfrutar de las vacaciones en familia con inteligencia emocional y habilidades de comunicación

Durante el año, la rutina, los horarios y las obligaciones nos dan la sensación de que todo está bajo control, a pesar del ritmo intenso al que estamos sometidos.

Llegan las tan ansiadas vacaciones y todo cambia. Nos disponemos a disfrutar de un tiempo de descanso, ocio, tiempo libre, cultura … y, sobre todo, familia. Cambiamos el espacio, la actividad, los tiempos, los roles, los rituales y las relaciones. Se trata de un paréntesis en la vida habitual de estudio y trabajo con un prometedor objetivo: descansar, romper la rutina, divertirse y –muy importante- compartir y crecer juntos.

Pero para algunos las idílicas escenas familiares de los anuncios solo tienen lugar en televisión. Y toca enfrentarse a las disputas entre hermanos, discusiones con la familia política, reproches de la pareja … y esperar que pase rápido para volver al trabajo donde descansamos de tanto roce y tensión.

¿Qué ha pasado? No se han cumplido las altas expectativas que nos hemos creado. Y es que olvidamos que la comunicación no es fluida y satisfactoria por naturaleza, sino que hay que trabajar en ella y desplegar unas buenas habilidades para cada situación. La comunicación consciente y responsable nunca puede estar de vacaciones y en un momento donde hay más fricciones y más riesgo de conflicto habrá que dedicarle toda la energía y el cariño que merecen nuestros seres queridos.

 

Vamos a preparar el kit de supervivencia para atravesar este campo de minas y llegar al final con auténtica satisfacción.

1.- Fortalece a tu equipo

El cambio de ritmo nos afecta a todos y es un buen momento para repensar la participación de toda la familia en las tareas domésticas, para que los adultos también puedan descansar. Si es mamá la que siempre se ocupa de la comida ahora es el momento de darle un respiro. Si es papá quien hace la compra, ahora pueden ser lo chicos.

¿Fantástico verdad? Pero no esperes que esto surja de la nada, por iniciativa de ellos. Esto se tiene que preparar. ¿Cuándo? Al preparar las vacaciones podéis tratar también la distribución de tareas según la edad o las habilidades de cada uno.

En el “Plan de vacaciones” o en el “Plan de viaje” es bueno incorporar también el “Plan de intendencia y mantenimiento”. Es mejor que se pacte antes de salir de casa. Así todos saben qué pueden aportar, qué se espera de ellos y por lo que tendrán que responder. Si ha sido acordado con el beneplácito de todos, será más fácil que después se cumpla y así evitamos un montón de discusiones entre hermanos, reproches entre la pareja o el mal humor del que se carga siempre con todo el trabajo.

2.- Negocia con tus hijos adolescentes

Antes de empezar las vacaciones tendrás que sentar las bases de una buena organización y negociar con ellos horarios, permisos, salidas, etc. Es una de las fuentes principales de riñas entre padres e hijos que con frecuencia acaba afectando a la pareja. Es importante que haya claridad en los mensajes: qué es negociable y qué no lo es.

Y no olvides que lo acordado hay que cumplirlo… ¡por las dos partes!

3.- Paz entre generaciones

Es muy frecuente que en verano o en Navidad se junte la familia que vemos poco a menudo y que tengan que convivir bajo un mismo techo tres generaciones y varias ramas familiares. Si añadimos, además, los amigos y los conocidos habituales del lugar de vacaciones, las relaciones se convierten en un entramado complejo que necesita habilidades comunicativas extraordinarias. ¿Qué podemos hacer?

Tenemos que procurar que adolescentes y mayores que se ejerciten en el arte de la conversación y el debate tolerante. Alrededor de la mesa, es el momento de escuchar a los abuelos y a los más jóvenes: todos tienen algo que aportar. Pero es frecuente que la divergencia de puntos de vista sea fuente de agrias discusiones y algún desplante que amenaza la convivencia. Algunos abuelos, por dificultades auditivas o por desconocimiento de los temas que interesan a los demás miembros de la familia, acaban por “desconectar” o, lo que es peor, quedan marginados de la conversación a su pesar. Es importante que se sientan parte del grupo.

Por otro lado, no dejes que las opiniones e injerencias de otros familiares alteren tu ánimo.  Practica técnicas de autocontrol y abstente de contestar de forma cortante o agresiva, de utilizar la ironía y el sarcasmo. Agradece sus opiniones y consejos, aunque no te parezcan acertados. Acepta las críticas sin tomarlas como algo personal, entiende que cada uno puede tener su punto de vista.

4.- Diplomacia con tu familia política

Tu familia política seguramente es encantadora y lo pasáis muy bien juntos. Pero si eres de los que perciben a suegros y cuñados como una amenaza, activa tus habilidades de autocontrol y de relación, pues no ganarás nada con un enfrentamiento. No les veas los defectos sino sus virtudes y tu comunicación será más positiva. Evita ponerte a la defensiva si su sola presencia ya te altera y te recuerda experiencias anteriores.

Hay temas que es mejor descartar a no ser que compartáis puntos de vista: política, futbol, religión son poco recomendables.

5.- Con los niños

Son momentos únicos que tenemos que aprovechar pues crecen rapidísimo. En vacaciones podemos dedicarles más tiempo y cualquier actividad es buena para ayudarles a madurar intelectualmente y socialmente. Probablemente se encontrarán en situaciones nuevas y tendremos que ser pacientes para enseñarles cómo comportarse.

Las pautas de actuación aquí son:

  • Antes: Explicarles previamente qué tendrán que hacer, con quién se encontrarán y qué esperamos de su comportamiento. Por ejemplo: Tendremos invitados y tendrás que saludar, Iremos de visita a un museo y no se puede ni gritar ni correr…
  • Durante: Cuando hacen algo que no es correcto o no se portan bien lo mejor es explicarles cómo tienen que comportarse. Evitamos los gritos, insultos y amenazas. Por ejemplo: Hay que esperar a que todo el mundo esté sentado para empezar a comer. en lugar de Iván, si te pillo cogiendo otra croqueta te vas a enterar.
  • Después: Elogiamos el esfuerzo que han hecho y comentamos sus logros. Por ejemplo: Me ha gustado mucho que ofrecieras tus juguetes a tu primo. He visto que has pedido por favor el agua al camarero: muy bien hecho.

6.- Mima a tu pareja

Con frecuencia aparecen estadísticas que nos alertan del aumento de divorcios después de vacaciones. Será porque pasamos más horas juntos, porque aparecen las diferencias o porque estamos más estresados que durante el año conviviendo con los hijos propios o de anteriores matrimonios y con la familia.

Imprescindible para no poner en peligro el amor:

  • Hablad, hablad y hablad.
  • Tratad los problemas que vayan surgiendo y no los vayáis guardando hasta explotar.
  • Cuida mucho el tono de voz, la expresión del rostro y tus palabras: tienen que ser tranquilos, empáticos, respetuosos, cariñosos.
  • Si algo te ha sentado mal, te has disgustado o no estáis de acuerdo en algo, expresa tus emociones, pero no te encierres en ti mismo, o no se le hagas pagar a tu pareja mostrando tu peor humor.
  • Procura que cada día haya un momento de intimidad. Si es difícil porque estáis rodeados, pensad en una escapada o en pedir a alguien que se quede con los niños.
  • Aunque estéis de viaje, en un cámping o en el campo, cuida tu aspecto y anima a tu pareja a que también lo haga.
  • Es un buen momento para el romanticismo: paseos, siestas, cenas, cine, conciertos, visitas que os emocionen y os hagan sentir unidos.
  • No olvides los abrazos, besos, masajes y caricias a lo largo del día. Coquetear y retozar son prácticas necesarias para mantener el deseo.

7.- Marcando territorio

La privacidad no solo es muy importante para las parejas, lo es para todos, y especialmente para los adolescentes, que necesitan también sentirse seguros en su espacio particular, por reducido que sea.  Cuando la casa se llena de visitas ten en cuenta que tu hijo necesitará sus momentos de soledad y es bueno facilitarle estos tiempos y espacios de tranquilidad.  Tan importante como el deber de compartir es el derecho al silencio y la privacidad.

Pacta espacios y tiempos para la calma y la soledad, para que puedan hacer sus actividades preferidas o simplemente puedan retirarse del barullo familiar.

8.- Jugar a cualquier edad

En un cualquier momento, los juegos de todo tipo, son un gran campo de entrenamiento de habilidades de comunicación. De mesa, al aire libre, en ruta o deportivos… hay un sinfín de posibilidades y pueden ser divertidos para todos.

Podemos aprovechar estos días en que estamos juntos sin obligaciones horarias para compartir actividades donde haya una interacción cara a cara y cuerpo a cuerpo: jugar al parchís, al futbol, a adivinar películas…

Si crees que tus hijos pasan demasiado tiempo con juegos electrónicos, ofréceles alternativas divertidas donde tú estés con ellos. No sirve de nada decir “Niño, deja de jugar a la consola.”

9.- Sentido del humor

Fundamental para sobrellevar estos días. La capacidad para tomárselo todo con buen humor, reírse de uno mismo. Y, además, bromear y contar chistes.

Nos hemos perdido, se ha roto un vaso, se ha quemado el arroz…no pasa nada, siempre habrá un lado divertido.

Tomar fotos –selfies también- y vídeos puede ser un gran entretenimiento que nos ayuda a reírnos de nosotros mismos. Podemos además montar actividades de mímica, títeres, teatro o contar chistes. En general, los juegos, provocan risas

10.- Tiempo para el cariño

Se puede expresar a través del tono de voz, de la sonrisa, de la mirada, de las palabras… y especialmente del tacto.

Con los juegos “cuerpo a cuerpo” tenemos la oportunidad de aprovechar todos los beneficios del contacto físico entre todos los miembros de la familia: deportes, actividades al aire libre, bañarse, jugar en la cama de los padres, favorecen el contacto.  

Besos, abrazos, cosquillas, palmadas, masajes son el alimento del cuerpo y del alma. Un abrazo después de una riña borra el mal humor. Tenemos que ser generosos en mimos, en especial con los más pequeños.


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