Seguramente has pasado ya por la vivencia de ir a trabajar por primera vez y también las sucesivas incorporaciones a nuevas empresas o nuevos departamentos. ¿Cómo te sentiste? Los cambios siempre nos generan cierta inquietud y encontrar un rostro afable y una mano tendida nos facilita mucho las cosas. La experiencia puede ser muy positiva si uno se siente bienvenido.
Pues hoy te propongo que te pongas el sombrero de anfitrión y pienses en cómo sería la mejor forma de recibir e incorporar al equipo una nueva incorporación. Tanto si eres su responsable directo como si eres un compañero, tus habilidades de relación facilitarán las cosas a la persona nueva y a todo el equipo. Aquí van algunos consejos para dar una buena acogida laboral y personal al nuevo fichaje.
- Cordialidad y apertura. El lenguaje corporal dice mucho de tu predisposición a ayudar. Un buen apretón de manos, una sonrisa amplia, mirar a los ojos, un tono de voz alegre y jovial y alguna palabra amable o una broma (de buen gusto, claro) son el kit básico de bienvenida.
- Háblale en positivo. No seas aguafiestas. Háblale bien de compañeros, clientes, tareas y todo lo que se va a encontrar. Si hay aspectos negativos los irá descubriendo, no te preocupes. Pero es mejor que lo valore por su cuenta. Pónselo fácil y anímale.
- Cuidado con la inspección ocular. No podemos evitarlo, necesitamos hacer un repaso de arriba abajo a cualquier persona que entra en nuestro campo visual, especialmente si supone una novedad. En un segundo hemos juzgado su aspecto, calibrado su talante y valorado el grado de confianza que merece. Pero si nos lo hacen a nosotros no nos sienta nada bien. Procura evitar este examen descarado y deja los prejuicios a un lado. Recíbela con toda la ilusión y pensando que es una buena profesional y una gran persona. ¿Por qué no iba a ser así?
- No fisgonees en su vida privada ni en su anterior empleo. Se trata de ayudar y de hacerla sentir como en casa, no de enterarte de cómo la han seleccionado, de sus trabajos anteriores, de cuánto cobrará o de si tiene pareja. Discreción y prudencia. Nadie desea sentirse interrogado. Habrá tiempo de sobra para irse conociendo. Y piensa que hay personas que no desean hablar de su vida privada.
- Interésate por sus gustos y preferencias, y haz cuanto esté en tu mano para que se sienta cómoda. Y también muestra interés por cómo le va durante la primera jornada y los días siguientes.
- Preséntale al grupo, y a otros superiores que no sean el suyo directo. Si nadie lo ha hecho anteriormente, preséntale a compañeros de otras secciones y departamentos, cuando surja la ocasión. Esto facilitará su integración.
- Ofrécele tu apoyo. Ya sean conocimientos, material, datos… hazle saber cómo puede contactar contigo si lo necesita. Y en caso de que lo haga, bríndale tu ayuda.
- Integra al nuevo colaborador en el equipo. Cuenta con ella desde el primer día para las actividades informales del grupo. Ya sea la hora del desayuno o de la comida, el trayecto de vuelta a casa, al celebrar un cumpleaños o al organizar un partido de fútbol.
- Dale información sobre la empresa pero no le digas cómo tiene que hacer las cosas si no te han dado esta responsabilidad. Seguramente tiene experiencia en un puesto similar o le han dado ya instrucciones.
- Presta atención a sus señales de preocupación. Si tu nuevo colega muestra desorientación en cuanto a espacio y tareas, o se queda apartado del resto de compañeros, entre todos debemos acordarnos de que está ahí y ayudarle. Es una muestra de generosidad facilitarle las tareas y las relaciones.
Toma nota: ser un buen profesional implica cuidar el trato personal. Dar una buena acogida a tus nuevos compañeros de trabajo contribuirá a tener equipos más eficaces, un mejor ambiente y unas buenas relaciones sociales en un entorno donde pasas un tercio de tu vida.