Aunque la comunicación no verbal se ha omitido como objeto de estudio en los programas educativos, no podemos negar la influencia que la escuela ha tenido en nuestra cultura no verbal.
La institución escolar nos ayuda a socializarnos y a desarrollar nuestras habilidades comunicativas, a través, entre otras cosas, del ejemplo del profesorado y de las pautas de conducta que rigen las relaciones en el seno de la escuela. Desde que entramos a los 3 años hasta que salimos a los 16 o 18 años, estamos recibiendo instrucciones de cómo debemos de movernos, sentarnos, saludar, expresar o reprimir emociones, por ejemplo.
Es muy probable que con el creciente interés de expertos de todos los campos por este tema y gracias a las numerosas investigaciones que se están realizando, finalmente ocupe un lugar destacado en los planes de estudio de las etapas obligatorias y de la mayoría de estudios universitarios. Mientras esto no suceda , la implicación de maestros y profesores especialistas es clave en desarrollo de habilidades.
Al ser una forma de comunicación tan compleja y presente en nuestra comunicación las 24 horas del día, se puede abordar desde muchos ámbitos distintos. Es una herramienta transversal que puede potenciar cada maestro y cada profesor en su clase. Pero pongamos ejemplos concretos.
- Se puede trabajar desde luego en Educación Física, especialmente todo lo que respecta a la posición corporal, la coordinación de movimientos, formas de caminar, etc.
- La enseñanza de las lenguas extranjeras suele basarse en el estudio de la lengua oral y escrita pero olvidamos que en relación a cada lengua hay una cultura que tiene sus propios códigos no verbales. Quizás podemos ir a Estados Unidos a trabajar hablando inglés correctamente pero desconociendo información relevante sobre el comportamniento no verbal de los norteamericanos, lo que nos dificultará la integración o nos puede causar algunos conflictos de relación.
- En la etapa infantil y primaria el juego, los ejercicios de expresión corporal a base de baile o dramatizaciones, la mímica, contar cuentos, etc. son excelentes formas de educar en la conciencia del la comunicación no verbal, específicamente el lenguaje corporal.
Se dice que todo profesor es profesor de lengua.
Y yo estoy absolutamente de acuerdo. Todos los profesores tienen la responsabilidad de transmitir un modelo de lengua que sea correcto, adecuado, rico y preciso. Igualmente, todo profesor se puede implicar también en la educación del lenguaje corporal y de todas las manifestaciones de la comunicación no verbal. El profesor de matemáticas o sociales puede ser no solo un buen modelo sino también un buen instructor en el entrenamiento de estas habilidades al pedir que sus alumnos que lleguen a la hora, hablen asertivamente, se sienten correctamente, guarden silencio, mantengan el contacto visual al preguntar…
¿Sería precisamente la clase de lengua la más adecuada para enseñar comunicación no verbal y transmitir los conceptos de este ámbito?
Quizás. Pues estamos hablando de dos lenguajes, de herramientas fundamentales para la comunicación humana. Además están estrechamente relacionadas. En las relaciones personales, se utilizan simultáneamente gran parte del tiempo, un código complementa al otro. Precisamente una de las carencias que ha tenido nuestro sistema educativo es que ha enseñado solo lenguaje verbal y casi exclusivamente desde un punto de vista teórico, de análisis gramatical, y ha fomentado su uso escrito pero no oral. Al dejar de lado la expresión oral, se ha marginado también la comunicación no verbal intrínseca a la oralidad.
Cualquier ejercicio de intercomunicación será apto para ver la correspondencia palabra/voz/expresión corporal. Otra actividad fundamental es enseñar a hablar en público pues significa enseñar a expresarse con la voz y con el cuerpo además de con las palabras. Asimismo, el debate es un ejercicio completísimo para aprender a utilizar el tiempo, el espacio, los gestos, los silencios, el tono de voz…
Para los niños tiene grandes beneficios trabajar estas habilidades en la escuela.
Porque toman conciencia de lo importante que es el lenguaje no verbal en sus relaciones personales. Se dan cuenta de que los demás los perciben y los valoran en gran medida gracias a la constante información no verbal que están emitiendo. A veces no saben por qué las cosas les van mal y por que en cambio otros siempre triunfan. Desconocen que la mayoría de las veces son ellos mismos los artífices de sus éxitos o sus fracasos.
Si conocen de una forma racional estos códigos y los tienen bien entrenados para usarlos serán más capaces de controlar su comunicación y por lo tanto su imagen.
Con el entrenamiento adecuado incorporan unos hábitos que serán para toda la vida y podrán comportarse de manera natural en la mayor parte de las situaciones que les esperan.
Si cultivan en lenguaje no verbal positivo les ayuda a conseguir objetivos en todos los ámbitos. En el académico (hay más concentración, mejor actitud, más orden…) en el social (están más abiertos a los demás, son más empáticos, más persuasivos…).
Mantener un lenguaje corporal postivo y optimista aumenta el bienestar físico y emocional. Por lo tanto les ayuda a ser más felices a sentirse mejor consigo mismos. En el caso de los adolescentes en especial, puede ser una buena prevención de conductas de riesgo.
Los maestros y profesores pueden contribuir al desarrollo de las habilidades no verbales aprovechando el día a día en la escuela.
Más que técnicas concretas, se trata de tener una actitud general que favorezca este aprendizaje. Propongo tres vías principales:
- Siendo ellos mismos un modelo en el uso permanente de estas habilidades, en el aula y fuera del aula.
- Mostrando a sus alumnos los beneficios de ser hábiles en la comunicación no verbal.
- Y, en muchos casos, exigiendo –porque no hay más remedio que imponerlo- un determinado comportamiento a los alumnos, que debe ser el adecuado para unas correctas relaciones sociales y una buena actitud hacia el estudio.