Una de las dudas que aparece inevitablemente en los cursos de oratoria y de escritura empresarial es cómo debemos referirnos a las personas de manera colectiva si no sabemos su sexo o el grupo está compuesto por hombres y mujeres. Los que utilizamos el genérico masculino sin reparos, siempre corremos el riesgo de ser acusados de utilizar un lenguaje sexista.
El filólogo Gabriel Bibiloni nos aclara por qué es insostenible mantener la diferencia de género a lo largo de todo un discurso y nos libera de esta imposición que obedece a criterios políticos e ideológicos, en ningún caso, lingüísticos.
Te recomiendo vivamente la lectura de estos artículos que he recopilado en el documento. Es una reflexión rigurosa con multitud de ejemplos que ilustran el absurdo al que se ha llegado con frecuencia y sin ningún pudor (recordemos los «miembros y miembras») al forzar el idioma a un giro que no le es natural.
Artículo de Gabriel Bibiloni (El texto es en catalán.)