Esto le decía hace unos días mi tía abuela de 96 años a su nieta que ha empezado en un nuevo puesto de trabajo.
La filosofía de antes: menor no destacar, no mostrar ambiciones y obedecer.
¡Qué bien montado está el sistema que los sumisos crean más sumisos! Que las mujeres adiestran a las niñas para que se conformen, no hablen, no se quejen… Las buenas personas no molestan, evitan el conflicto y agradan.
¿Esto ha cambiado? Sí. Los jóvenes de hoy no se callan, reclaman, dicen lo que piensan. A los seniors, estas actitudes nos sorprenden y, a veces pensamos que son irrespetuosos, mal educados… precisamente porque no «aguantan», no toleran, no permiten situaciones y conductas injustas y reprobables.
Pero la herencia pesa y no nos damos cuenta de ello. La frase de mi tía abuela enlaza con una explicación de @Laura Urquizu, experta en contratación de talento en una entrevista de Joan Tubau. Comenta que es muy muy raro que una mujer profesional reclame un aumento de sueldo porque supone que se debería reconocer su valía sin tener que pedirlo. Para los hombres es normal pedirlo, incluso forma parte de su rol.
El «calladita estás más mona» sigue vigente en muchas cabezas. O «la mujer decente es discreta», «la ambición no es propia de una mujer», «trabaja, pero tu misión principal es la familia» son ideas inculcadas que marcan nuestra carrera.
Es difícil desprendernos de estos mensajes grabados a fuego y de conductas inconscientes que no nos dejan ver con claridad y no nos permiten despegar de puestos que nos quedan pequeños.
Y allí llegan las más jóvenes. Creen que en el mundo laboral que encontrarán la igualdad ya es real. Y a veces van volando contra este cristal con la defensa de sus opiniones, con sus ideales, con su transparencia, con su sincericidio a veces… Sin estrategia, sin habilidades bien entrenadas para el mundo laboral.
El mundo es complejo. La comunicación es un arte. Y las mujeres que consiguen lo que quieren dominan este arte. Saben actuar según cada situación e interlocutor. Definen objetivos, planifican, persuaden. Utilizan los movimientos y las frases justas en cada momento.