A las dificultades propias de cualquier trabajo hay que sumarle la sensación de sentirse extranjero.
Si además eres mujer en un entorno muy masculino, tienes todos los números para generar un sinfín de reacciones de protección, defensa o autodisminución.
Sentirse extranjero puede ser una creencia propia o provocada por las actitudes y el trato de la comunidad que nos recibe. Con frecuencia, una alimenta a la otra. Y es difícil escapar de este «complejo» porque el origen nunca cambiará, forma parte de nuestra identidad, es un dato objetivo de nuestra biografía.
Casi un tercio de las alumnas del programa IMPARABLES son mujeres de alto nivel profesional que viven en una cultura que no es la natal: latinas que trabajan en Europa, Canadá o EEUU, españolas en otros países europeos… son expats con alta calificación técnica.
Así que a las causas del famoso Síndrome del impostor habría que añadirle ser extranjera. Especialmente cuando la migrante considera superior la cultura que la recibe y se siente acomplejada por su origen. Involuntariamente e inconscientemente acomplejada.
Hay un comportamiento especial en estas mujeres, unas barreras mentales. Puede que en ocasiones reciban un trato diferente pero muchas veces ellas mismas se tratan de manera diferente. Y ayudan a cumplir sus propias profecías. Sin darse cuenta.
La conducta se caracteriza por:
📌 Creen que las valoran menos por su origen.
📌 Se sienten inseguras en el uso del idioma aunque tengan un nivel excelente.
📌 Están pendientes siempre de su desempeño para demostrar lo que valen.
📌 Se esfuerzan al máximo para ganarse su puesto más que otros que parecen tener más derecho por ser nativos.
📌 Tienden a evitar la visibilidad para que sus rasgos identitarios no las perjudiquen.
📌 Evitan brillar para no provocar envidias de compañeros y superiores siendo «forasteras».
📌 De alguna forma sienten que por ser de fuera no merecen el éxito.
En el curso 𝙄𝙢𝙥𝙖𝙧𝙖𝙗𝙡𝙚𝙨, abordamos este tema porque es una de las causas del malestar, el estrés y la renuncia de muchas mujeres brillantes que pierden oportunidades donde tienen una carrera prometedora.
𝘼 𝙫𝙚𝙘𝙚𝙨, 𝙡𝙖 𝙥𝙧𝙚𝙨𝙞𝙤́𝙣 𝙣𝙤 𝙚𝙨𝙩𝙖́ 𝙚𝙣 𝙚𝙡 𝙚𝙭𝙩𝙚𝙧𝙞𝙤𝙧 𝙨𝙞𝙣𝙤 𝙚𝙣 𝙡𝙖 𝙥𝙧𝙤𝙥𝙞𝙖 𝙘𝙖𝙗𝙚𝙯𝙖. En estos pensamientos que nos frenan y que se acaban reflejando en la conducta y en la comunicación. Y nos abocan a una profecía autocumplida.
Si estás en esta situación y quieres que hablemos del tema, contáctanos por mensaje directo. Hemos acompañado a decenas de mujeres profesionales en este camino al éxito fuera de su país de origen.